12/12/08

1-PRESENTACIÓN. INICIOS.

INICIOS

Es curioso, en mi familia no ha habido tradición musical. A mi padre no le gusta la música, o eso dice. Siempre intenta defenderse diciendo que no la entiende. La música no se entiende, se vive.
En casa, salvo las empleadas de la casa, que cantaban canciones de la época y la radio, no había música. Eran otros tiempos, no la polución sonora que padecemos hoy. Solo se colaba el murmullo de varias radios, pocas eso si, que ascendían por el patio de la casa, hasta el quinto y último piso, donde vivía. Los domingos, el Rastro, pues vivíamos al lado, si era un hervidero de sonidos de todo tipo, pero casi siempre salíamos fuera, al campo donde aprendí a escuchar el silencio. Si es cierto que mi padre tenia discos y tocadiscos, que solo ponía en ocasiones sonadas, nunca mejor dicho, a saber: Los cumpleaños, con el tema recurrente de “las mañanitas”; las navidades, con varios discos de villancicos del mundo y algún fin de semana que se despachaba con “la bervena dela paloma”, “ Aida” o el disco de sonorización del equipo, que traía algunos ejemplos de panorámicos con la voz, así como dos temas. Uno lo recuerdo muy bien, algo así como “dos ratones ciegos”.

Por otro lado estamos en plenos años 70. Pasados los 60, en España, empezaban a escucharse otras músicas por la radio. Era la época “YeYé” y mi padre despotricaba de esos melenudos, diciendo que no sabían tocar y que, en sus guitarras, ponían cassettes y tocaban en “playbak”. Una mezcla perfecta de desprecio e ignorancia. Yo siempre recuerdo las amenazas de: - si te veo un día con el pelo largo, te corto el pito- y caminabamos hacia la peluquería para cortarme el pelo, casi siempre muy cortito. Ni que decir tiene que lo primero que hice cuando crecí fue dejarme el pelo largo.... lo que pasa es que, a mi, el pelo se me riza y parezco otra cosa. Envidio los pelos largos, lacios y bién cuidados. Fué en la mili donde cambié de “luck”, pues empezaba a perder pelo y de ésta forma parece que lo retenía algo mas, de hecho conservo algo de pelo todavía. También estéticamente me iba mejor.... o eso creo yo.

Recuerdo con mucho cariño el día de mi cumpleaños, que me regalaron un tocadicos estéreo. Eso era toda una novedad por que entonces. Lo normal era que fuese “monoaural”, lo ponía en los discos, pero ese año, pude escuchar la música como nunca antes. Una de la chicas que trabajaba en casa, me regalo un disco, que todavía conservo: “Madam Buterfly”, una portada muy “hippie” como era la norma en la juventud mas “perdida” de este país. Desde entonces siempre caía un single o un LP en días señalados y yo ahorraba para comprar, siempre que podía, mas discos. Siempre discos, los cassettes no me gustaban. Temía que se liaran, como hacían habitualmente, y perdiera su contenido. También, es cierto, que representaba a un tipo de clase social. Llegue a tener mas de 2000 discos de todo tipo en mi habitación, que escuchaba los fines de semana a todo volumen. Esa fué mi primera escuela. En el colegio posteriormente y, gracias al intercambio que hacíamos de discos, conocí a infinidad de clásicos del pop y del rock: Abba, Led Zeppelín, Deep Purple, Pink Floid, Jethro Tull, Génesis, Tangerine Dream, Yes,..... y así una pléyade de lo que hoy és historia musical del pop y del rock. Bueno, los Beatles y Elvis entraron en mi vida por otros cauces, aparte de que era imposible no escucharlos en alguna parte. Con esta música convivían otras muchas que llegaban de la mano de la TV, que en aquella época, siendo única, tenia siempre muchos programas donde la música era protagonista. Allí estaban los de siempre, música folclórica, cantautores, melódica francesa, italiana y música ligéra de la época; Raphael, Iglesias, La Jurado, Marisol, Karina y tantos y tantos otros....

Por otra parte, desde pequeño, siempre cantaba y me unía a cualquier canción que se cantara en casa, en corro o en reuniones. Creo que se me notaba mucho, por que un día, mi tío, me regalo una guitarra española que aún conservo, soy muy conservador como veis.
En el colegio se daban clases y acudí a ellas, pero el profesor nos tenia para acompañar a las bandurrias, que se lo pasaban mucho mejor, y me aburría mucho, así que lo dejé. Mi padre, vio en ello un instante de alegría, al constatar que a mi no me gustaba tocar unos de esos endiablados instrumentos que podía conducirme a la perdición, o eso creyó...
También, he de agradecer a los “reyes magos” su regalo de varios “juguetes-instrumento” a lo largo de los años; Una armónica, una melódica, un tambor, una batería, una musette, un órgano eléctrico y, por fín, uno electrónico. Estos son los que recuerdo con gran emoción. Con la armónica atormentaba a mis tíos, el tambor no duraba mas de unos días, era de plástico; la batería no era práctica, casi testimonial; la melódica si fué un camino a la música, porque en ella aprendía de oído canciones y melodías. La más famosa, que siempre me pedían tocar en las reuniones familiares o de amigos, era “ La marcha triunfal de Aida” de Verdi, que yo siempre ejecutaba lleno de orgullo y dignidad. EL órgano electrico, era de plástico azul. Un motor interno hacia vibrar las membranas a modo de armónica pero sin el esfuerzo de soplar, ni las molestas babas que acumulaba. La estrella fué el órgano electrónico que, sin ritmos, era capaz de tocar acordes con una mano,lo que para mi era un avance importante. Mucho mas tarde, ya a finales de los 70, cuando estaba “envenenado” por la música, lo abrí en un alarde de “conocimiento científico” y toqueteé en su placa,obteniendo sonidos increíbles para mi. Poco después estaba llenando de palancas y botones la superficie del pobre órgano, “tuneandolo”, sin saberlo entonces, para que fuese mi primer “Sintetizador”. Hacía unos ruidos infernales: “bip bips”, noises ( para simular el viento), “was was”, “brrrs”, “kilc”, “bop”, “chiw chiws”.... Con el tiempo fue estropeandose, apagandose y “murió”, pero me dejó un sabor de boca que marcaría mi futuro inmediato; 



Mi Tecladito "Tuneado" allá por los 70" Foto cedida por J.A. LLeó

Yo quería tocar sintetizadores.
Como Rick Wakeman en Yes, o en solitario con sus sinfonías electrónicas, o como Emerson Lake & Palmer, Tangerine Dream, Klaus Schulze, Tomita, Kraftwerk , Michel Jarré y tantos otros. Quería ese sonido que no se parecía al de las guitarras, que me permitía navegar por el espacio y mundos desconocidos, que podía modelar y perfeccionar a mi antojo. Pasarán muchos años para poder “modelar” el sonido como yo deseaba, pero aquí están las semillas.

A estas tres cosas; tener mucha información discográfica; querer tocar instrumentos y componer música electrónica, se unió la maravillosa época que me toco vivir: Los años 80, donde todo el mundo quería expresarse artísticamente como fuera.

Entonces la visión de las cosas para mi era esta: Si quería componer, necesitaba un grupo donde poder tocar en directo los temas, para que la gente me conociera. Para tocar en directo, necesito un equipo. Manos a la obra. Durante unos años ahorré, trabajé en pequeñas cosas que me daban algo de dinero y, con un poco de ayuda, eso si, de mi padre me compré por fín, un órgano portátil. No recuerdo la marca. Pesaba una tonelada, mas que las guitarras eléctricas que ya había tenido entre mis manos ( y comprobé lo que ya sabía, que no tenían cassette dentro y que había que saber tocar y dominar). El primer intento de hacer un grupo fué en el colegio. Yo aprovechaba la hora después de la comida, para colarme en la iglesia y tocar el órgano Hammond que tenían. Maravillosa sensación estar delante de ese “monstruo” de dos teclados con miles de sonidos a mi alcance. La de horas que he echado y practicado delante de él. Había en clase un alumno, Gallego de apellído, que venía de la escolanía de El valle de los caídos. Sabía cantar y sabia tocar el piano. A él le debo la primera clase sobre acordes que me dieron. Me dibujo un teclado y puso los acordes mayores, menores, disminuidos, séptimas, sextas y algo mas... Empecé a aclararme con tanta tecla al ver que “solo” eran 12 notas que se repetían en octavas. Eso era algo muy importante. El, que también se escapaba de vez en cuando, correteaba por el teclado como si nada, subía y bajaba escalas y tocaba temas clásicos de J.S. Bach y Hendel. Yo le envidiaba y lamentaba no saber ni tocar, ni leer partituras.

En fín, con otros compañeros de clase, con iguales inquietudes, aunque con miras muy distintas, juntamos la primera banda: “Alter Ego”. Pero las cosas no son tan fáciles. Sergio tenía una guitarra de 12 cuerdas, Galdón otra acústica y yo el teclado. Nos juntábamos en mi casa, pero discutíamos siempre sobre si tocar temas de otros, que yo no quería, o componer temas nuevos, que yo proponía. Ademas necesitábamos una batería y eso era más de lo que mis padres y vecinos podrían soportar. Encontramos al batería y a su hermano, que tocaba el bajo. El abuelo, así le llamaban siendo, como era, mas jóven que nosotros, y Antonio respectivamente, pero el problema seguía siendo un obstáculo para avanzar. Galdón se apeó del carro y, con esa formación, nos pusimos de nombre “OFF”. Tocamos en algún colegio que otro, incluso de teloneros de Leño. Yo, ya había cambiado el órgano por un piano electrónico súper portátil, Eko, que acoplaba a un amplificador, como una guitarra. Tenia dos tipos de piano, un clave y otro mas fino. Su sonido está presente en todas mis primeras maquetas. La primera vez que toqué, estaba muerto de vergüenza, detrás de una cortina, por que el escenario no daba para más, y solo sacaba las manos para tocar mis momentos gloriosos, aparte de hacer voces. Entendí que tenía dos problemas, bueno, tres: Aprender a tocar mejor, superar el pánico escénico y no querer someterme a las composiciones de otros. Más tarde aprendí que se aprende más y mejor haciendo “covers” (versiónes), y estudiado el cómo y por qué de otras composiciones, pero todavía no había llegado a ese punto. Corría el año 77 ó 78 más o menos.

Mas tarde, por el 79 o así, me híce con otro órgano de pared, un Jen, que sí tenía ritmos automáticos y me liberaba de tener que ensayar, con otros, temas que a mi ni me iban, ni me venían. No digo que no fuese bueno tocar a Cucharada, Burnig, Leño ( Toda una leyenda que teloneamos en un festival, y a los que más tarde me uniría una relación muy especial con todos ellos)... pero lo que yo quería, lo que realmente quería, era componer música. El problema és, que encerrado en mi habitación, ( SIn saber que hacer, se me pasa el tiempo... - Mecano-) nadie sabría de mi obra. Desconocía el negocio de la música absolutamente. Con una idea preconcebida muy poco realista y pueril, ponía por delante mi “genialidad”, sin saber que para eso hay que demostrarlo andando. Había esa idea hurbana de que las discográficas no saben nada ( y es casi cierto pero por otros motivos) más que de ventas y dinero, no de música y artistas que empezaban. Casi era “venderse al mercado” entrar en una discográfica, pero todos deseábamos entrar, no había otra forma, no como ahora. Era un mercado abierto, competitivo y, pronto lo veríamos, sediento de nuevas cosas.

Ese órgano también tubo un papel fundamental en mi vida para poder salir adelante. El caso es que: tenia un órgano de dos pisos con ritmos y bajos automáticos y un piano; tenía mi “sinte casero”, el otro organillo de fuelles ( que había arreglado, pues se quemo el motor un día y me las ingenié para darle aire con dos fuelles de inflar colchonetas, a modo de armónio. Por cierto, se me olvidó decir que en el pueblo de mi padre, Zorita de la frontera, había un armónio de verdad muy antiguo en la iglesia y que, el cura, a sabiendas de mis inquietudes musicales, me dejaba las llaves para poder tocar horas y horas sin ser molestado por nadie. Era el único reclamo que usaba mi padre para arrastrarme entonces al pueblo... bueno, eso y los chorizos y jamones de mi tía abuela Fernanda que estaban de muerte. EL armonio es un teclado que se insufla con unos pedales, dispuestos para tal ocasión en los pies. Es una forma de hacer ejercicio mientras se ejercita la mente y los dedos. Muy completo y recomendable. Ecológico. Ver en directo a Neil Young en la MTV). Pues eso, que tenia a mi disposición la versión casera de las fotos con las que soñaba, donde veía a artistas rodeados de teclados por todas partes. Era uno de mis sueños. Lo que son las cosas, ahora estoy rodeado de ellos, con mucho mas de lo que entonces podrían imaginar ellos mismos y me encuentro atrapado por la tecnología... lo que son las cosas. Fué por entonces cuando pedí prestado a Antonio, si, el bajista de “OFF” que también tenia un Farfisa y me dispuse a hacer la “obra de mi vida”. De allí sale “ Cuentos de Erhis” mi primera maqueta con ánimos “comerciales”.

Mi cuarto: Organo Jen, piano Elka, “sinte casero”, Farfisa y tecladito de juguete.

A la par que esto hacía, ya me había separado del grupo y busqué por garitos otro grupo con ganas de comerse el mundo, como yo quería por entonces. Por esa época estudiaba en un instituto COU. Fue allí donde conocí a Vicente, el guitarra rítmica de una banda, “Gnomos”, que tenía local de ensayo en los bajos de una parróquia ( lo que le debemos a la iglesia ¡señor!). Había guitarra solista, guitarra rítmica, bajo y batería y pensaban meter a un teclista. Pasé la prueba, entre mi equipo y mi entusiasmo y empezamos a ensayar. Por fín, temas originales, pegadizos ( “Keops, capitán del universo...”) y con un club de fans de barrio como dios manda. Tocamos en colegios mayores, pubs y donde se terciara, que tampoco era mucho. Hay fotos, las primeras mías en escenario.
Recuerdo a Fransuá, el batería. De el guitarrista y cantante, recuerdo bien su cara y su casa pero no su nombre, y Vicente. Éramos compañeros de clase y no he vuelto a saber de él, ni de ellos. El bajista siempre estaba enfadado, eso sí lo recuerdo. Había peloteras por casi todo. Al final, viendo el barco hundirse, me largue y me juré a mi mismo, nunca mas estar en una banda ajéna a mis interéses.


Actuación de Gnomos en algún colegio de Madrid

Para sacar dinero estube dos veranos tocando con “La banda de don tiburone”, bajista de renombre dentro del rock español ( Ramoncín, Salvador y Luz Casal), por clubs de la sierra ( hoy es manager de "El canto del loco" ). Tragandome mi orgullo, también toqué solo con mi organo, que yá había hecho portatil serrandole los bajos, en pubs de los alrededores para la clientela; temas del momento para amenizar la velada,( si, si, siii: también toqué "Los pajaritos" y algún que otro "cumpleaños feliz" ). Me presenté a festivales con temas míos.. etc pero me cansé porque no había salida, así que opté por buscar un nombre: YHVH. Y esa es ya otra historia.


Cartel de actuación son “Don Tiburone”

Inscripción para XIV festival de la canción Escurialense



Resúmen

- Teclista del grupo Alter Ego (1979).

- Teclista del grupo OFF (1980).

- Teclista del grupo Gnomos (1980).

- Componente de “La Banda de Don Tiburone” (1981).


- Actuación The A Band ( Rock Ola 1981)

POR CIERTO 



Impresionante esto de Internet. 

Acabo de visualizar la actuación de "The A Band"
 No recuerdo cómo fue pero un personajillo Inglés de entonces pululaba por los bares. No se por qué, ni cómo pero estuvimos ensayando en la casa de Juan Lleó ( Juan y yo éramos por entonces Yhvh) y terminamos  tocando como músicos de este "Ser" ….. Todo se nubla un poco, hace tanto tiempo y fue tan rápido…. Recuerdo que era algo tipo Pop Rock muy elegante como solo los ingleses pueden hacer, pero hubo algún problema en escéna con un instrumento suyo y el resto de la banda ( unos tipejos sin escrúpulos ) ¡¡Le robaron la actuación !!! Jamás vi esto, delante de sus narices!!!…: Mientras el cantante cambiaba cuerdas de su acústica, o de guitarra, no lo recuerdo, ¡¡el otro guitarra, español, anunciaba que mientras tanto, seguirían con temas suyos!! (debían ser guitarra, bajo y batería, nosotros éramos teclados ) y tocaron ante la perplejidad de aquel personaje inglés del que nunca mas he vuelto a saber… Los miraba y me miraba medio llorando diciendo en inglés macarrónico - Fuck! me están robando la actuación!-. 
Quién sabe, lo mismo fue uno de los grandes sin saberlo…. 
Hey si estás por ahí, como quiera que te llamases, The A Band: ¡¡¡ Te recuerdo !!!!

Esa Nublosa actuación fue el 17-12-1981, ahora puedo verlo…..




2 comentarios:

  1. ¡¡Me ha encantado leer sobre tus comienzos, que entretenido!! Yo en esa época no había nacido (nací en el 79) así que muchos de los nombres son desconocidos para mí ;). Voy a seguir leyéndote...Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Vaya... no me puedo creer que me haya leido este tostón!!!... jajajaja... todavía recuerdo esos teclados que eran más altos que yo, y donde solo llegaba a las primeras teclas, con sus botones de colores y que nadie me dejaba tocar... creo que hasta llegué a soñar alguna vez con ellos, tenían incluso un olor muy particular... recuerdos de aquellos buenos tiempos.

    Carol.

    ResponderEliminar